El Combinado Argentino de Danza por Andrea Servera.
El CAD nació en 2011, en el primer Mica, Mercado de Industrias Culturales Argentinas.
Creció, y se hizo fuerte en Tecnópolis, En el Galpón joven, un espacio que fue la oportunidad de bailar durante horas todos mezclados.
Los del hip hop, con los del folclore y la danza contemporánea, los que estudiaron y los que no, los que vivían en Varela, o en la Caba, o los del centro de la ciudad, los que bailaban en el subte y los que bailaban en Teatros.
En el cad bailaron todos.
El cad se constituyó como un lugar de pertenencia y trabajo para cada bailarín, un espacio de amor a la danza, que sin duda a quienes fuimos parte nos cambió la vida.
Desde sus diferentes experiencias y estéticas los bailarines de-construyeron sus lenguajes, indagaron en lo popular y tradicional, en lo urbano y en la idea de un proceso continuo de trabajo, abandonando las jerarquías de la danza y buscando nuevos modos de creación y producción.
El Cad llevó la danza a todos los espacios posibles, bailamos en barrios humildes, en cárceles o en grandes teatros. En Argentina, en Estados Unidos, En Colombia, en España, en Sudáfrica, en Brasil.
Cada proyecto, cada presentación fue parte de un proceso, siempre inacabado, una construcción de lenguaje que se hacía fuerte en el hacer juntos, en la mezcla. Danzas mestizas, impuras. Con cuerpos diversos, humanos.
Bailamos siempre con los ojos bien abiertos, y entregados al movimiento.
Entendiendo a la danza como festejo y contagio. Danza como transformación.
Nos preguntamos ¿Cómo se baila la Argentina? no encontramos respuestas pero tuvimos la certeza de que “ver al otro” era la clave.
Villa Diamante y Pato Smink fueron los gurús musicales que guiaron nuestros viajes, llevándonos de la cumbia, al folclore, la música culta o los boleros, sin prejuicios.
Alejandro Mazzei fue nuestro manager y le armó al Cad una agenda de banda de rock, a una compañía de danza, algo impensado en el medio local.
El Combinado Argentino de Danza bailó con todos y para todos. Los niños y niñas fueron su mejor público y deseamos haber sembrado en ellos la maravillosa idea de que bailando se entiende la gente, un poco mas a si, un poco más al otro, y sobre todo al diferente.
Nos separamos a finales del 2018.
Sabemos que todo lo que sucedió fue enorme e inolvidable y, como dice Villa Diamante fue “por amor al baile”.